"Desde la adopción de la Constitución de 1853 hasta el inicio de la Primera Guerra Mundial, Argentina experimentó un periodo de excepcionalismo económico conocido como la ‘Belle Époque’.[1] Para 1896, Argentina alcanzó el ingreso per cápita de EE.UU. y obtuvo un nivel de prosperidad considerablemente mayor que Francia, Alemania, Italia y España.[2] Un crecimiento económico sólido y las reformas institucionales posicionaron a Argentina entre los 10 mejores países en 1913 en términos de PIB per cápita.[3] Algunos académicos han llamado a la Buenos Aires del siglo XIX “Chicago en el Río de la Plata”, dada la similitud histórica entre ambas ciudades.[4] La Buenos Aires del siglo XIX presumía de las mejores tasas de alfabetismo de América Latina,[5] inmigración europea sin precedentes,[6] y una rápida modernización de su infraestructura.[7]"
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